RESPONSABILIDADES POLÍTICAS YA

lunes, 17 de mayo de 2010

Una Carta Ofensiva

Con la aprobación del Sr. Francisco Frías, os invitamos a que leáis este interesante artículo publicado en San Fernando Información.

HASTA ahora el sacramento de la confesión se reducía a cuatro intenciones pecaminosas. Léanse, pensamiento, palabra, obra y omisión. Pero esas disposiciones se han visto incrementadas por una quinta desde el pasado día once de los corrientes. Los fieles que quieran obtener una total y precisa indulgencia de sus faltas, deberán tener también en cuenta como nueva posibilidad inmoral de ofensa al prójimo los conductos literarios.

Así lo ha revelado el alcalde que aún padecemos en su carta abierta a la ciudadanía titulada San Fernando está cambiando. Creo que el peor insulto que puede recibir un cañaílla hoy por hoy es la afrenta contenida en el texto de ese escrito. Un ultraje encubierto al honrado discernimiento humano transmitido en clave engañifa, atribuible a un sentimiento insano, turbado sin duda alguna por la presión soportada ante el aluvión de reproches y desprecios que este señor viene recibiendo por parte de sus paisanos desde que aceptó el traje de alcalde desvirtuado, tres tallas mayor que su dimensión política. Todo ello acrecentado por su dejación de responsabilidades desde la revelación de la rapiña monetaria en el erario municipal.

Son muchas las ocasiones en que me he dirigido al señor de Bernardo a través de estas líneas casi siempre para denunciar su incompetencia, porque no ha habido alcalde en La Isla, incluyendo a su ascendiente Moreno, que haya dado tanto motivo al ciudadano para expresar la desolación que siente ante la gradual e inexorable marcha de su pueblo a las tinieblas del infortunio y la desventura. Esta vez no se trata de opinar simplemente de su nefasta e infructuosa gestión repleta de despropósitos. Esta vez el alcalde escribe a la ciudadanía de su puño y letra una carta burlesca, donde además de sus manidas excusas políticas, exterioriza ciertos rasgos de su personalidad ignorados hasta ahora por el que suscribe que no ha tenido la ocasión de tratarlo personalmente y solo tiene referencias de su naturaleza humana a través de sus conocidos que coinciden en la bondad de sus características antropológicas. No pondré en duda el sentir de sus defensores, pero la redacción de su escrito da venia a cualquier cañaílla que se precie para censurar con indignación tanto agravio y tanta mofa.

Como he mencionado anteriormente, me he sentido insultado al leer semejante exhibición de hipocresía. Nadie ignora los atributos demagógicos con que cuentan los políticos para mostrar siempre la tortilla por la cara más apetecible, pero lo de este señor supera la más irritante de las expectativas vecinales. Habla de trescientos millones de euros de inversión en la ciudad como si los hubiera puesto de su bolsillo cuando la realidad es que le han llovido de las mismas Administraciones que él trata de bajancias. Dice que desde el gobierno municipal están trabajando para La Isla a corazón abierto resaltando el sentido obsequioso de la expresión, pero oculta los gravísimos riesgos que conllevan para el paciente este tipo de intervenciones quirúrgicas. Presume de la capacidad de entendimiento y diálogo de su agrupación con el resto de partidos pero encajona el PGOU y el PEPRICH en la mesa de su despacho porque los demás no acceden a darle la perra gorda de sus caprichos.

Se atribuye la transformación de la calle Real ocultando que el ofrecimiento para la financiación de la metamorfosis metropolitana parte de la Junta a través del PSOE local al que devuelve la atención con las treinta monedas de Judas, pactando precisamente con quienes se habían manifestado enemigos acérrimos del progreso y la evolución brindados por los liberales. Alardea de las mejoras realizadas en calles y barrios gracias a la ayuda del Fondo Estatal de Inversión Local que no han alterado en un solo euro los presupuestos municipales, pero su proterva soberbia le impide reconocer públicamente el crimen financiero cometido en el Parque de la Historia y el Mar, donde los cañaíllas hemos costeado mil millones de pesetas que, esas sÍ, salieron de la caja del consistorio antes de que la vaciaran. Exhorta cínicamente al consenso general rechazando la desavenencia y la ruptura, cuando hace sólo unos días ha arrebatado las credenciales a sus socios de gobierno por no tolerar las críticas a las que está expuesto como principal responsable de la administración municipal. Por último reitera su ofrecimiento a los partidos de la Corporación municipal con una actitud -proclama- participativa y transparente, cuando lo que en realidad intenta es protegerse de sus fracasos futuros ante los ciudadanos, contando con la coartada perfecta que justifique su redundante inoperancia.

En una escueta interpretación de sus manifestaciones, concluyo que no es usted tan güena gente como pregona en su consigna electoral, ni tan de fiar como presumen quienes le conocen. Parafraseando el título de su misiva, San Fernando cambiará mucho más y a mejor, el día que decida pedir la cuenta, sin hacer más sangre de la que ya ha hecho en este pueblo
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